Hace tiempo no ponía nada en el blog, pero la verdad es que no he tenido tiempo. Me encuentro en Colombia, donde he venido después de unos 13 días en Chile, regresé a España, estuve en el Congreso de Estudiantes de Podología Deportiva en el Ferrol, pasé consulta por tres días y dejé pogramadas varias intervenciones de juanetes y dedos en garra para finales de Abril y primeros de Mayo, y me vine para Colombia.
A Chile fuí invitado por Rosita Burdiles y Europié a impartir varios talleres de Onicocriptosis, ortesis de siliconas, y a un Seminario.
Estuvimos en Santiago de Chile, donde estuvimos con Cristian Alarcón y su mujer, nos llevaron a comer al mercado, donde hay unos buenos mariscos y pesacados.
A los talleres y al Seminario estaba invitada también la compañera Jaqueline Delgado, la cual habló de Onicomicosis con ácido nítrico.
Visitamos la Escuela de Podología invitados por su Director Cristian Alarcón.
Cenamos con Joel Lizana, con el cual me volveré a encontrar en el congreso de Medellín en Junio.
Gastronómicamente, comimos muy bien en Chile, buenos pescados, buenos mariscos y también tiene buena carne, pero ocurre una cosa, es un país realmente caro para el sueldo mínimo que cobran los chilenos.
El comer en un buen restaurante no está al alcance de la media de la gente.
De Santiago de Chile marchamos a Concepción, donde impartí cuatro talleres y un Seminario de Podología General y hablé de todo un poco, desde los tratamientos de los papilomas, del tratamiento de las uñas incarnadas, de biomecánica, de la hiperuricemia, de fascitis plantar, etc...
Quiero dar las gracias de nuevo, públicamente a Rosita Burdiles y a su institución Europie, por el trato que nos dispensaron y por volver a contar conmigo un año mas.
Casi siempre, al finalizar mis conferencias, mi última diapositiva es de toros, y en concreto, una foto mía toreando, pues allá donde voy, me siento orgulloso del Torero, de sentir el toreo y de sentirme torero.
Al finalizar los eventos de Concepción, alquilamos un coche y pusimos rumbo a la Patagonia, no teníamos nada programado, nada previsto, dormíamos donde caíamos, siempre en cabañas en plena naturaleza, una experiencia preciosa.
La primera parada fue en Valdivia, donde visitamos la fábrica de cervezas mas famosa de Chile, Kunstmann.
Valdivia está en la región de los Rios, pero la verdad, ríos hay por todas partes del Sur de Chile.
Pasamos por los departamentos que aún quedan indígenas, los Mapuche, los cuales fueron diezmados incluso hasta bien entrados los años 1900, tanto en Chile como en Argentina, y no precísamente por los españoles.
Pasamos por La Araucanía y los araucanos, lindando ya casi con la Región de Los Lagos y Argentina.
Antes de todo esto los Cucullos me dieron un susto grande y tuve que rendir cuentas a mi regreso ante el Jefe de los Cucullos en Cabrero.
En la Región de los Lagos visitamos Frutillar.
Frutillar parece un pueblo Alemán a la entrada de la Patagonia.
De Frutillas nos fuimos a Pueto Varas, ya al lado de Puerto Mont, un pueblo muy bonito a orillas del lago mas grande de Chile, el lago Llanquihue, desde donde se ve el Volcán Osorno, al cual intentamos ir pero nos quedamos en las faldas pues había mucha niebla. El año pasado logré subir y estaba lleno de nieve.
Fuimos a los saltos del Río Petrohué, un río precioso donde desembocan los salmones Chinook en esta época, y tuvimos la suerte de ver algunos subiendo a desovar.
En el río hay cuatro clases de truchas, entre ellas la fario, y varios tipos de salmones, el plateado y el mas famoso, el Chonook.
Recorrimos el río Petrohué desde su nacimiento hasta su desembocadura, una verdadera aventura, visitando "LUGARES", que no pueblos, como Ralún. Nos fuimos con el coche hasta las desembocadura del río a comprar huevos a una tienda perdida en la soledad de nada y compramos los huevos mas caros jamás comprados.
Otro días nos embarcamos rumbo hacia el paso Andino, cruzando el Lago de Todos los Santos, donde nade el río Petrohué.
Navegamos por el Río Negro y visitamos el pueblo de Peulla.
En Peulla tienen unos hoteles preciosos y la verdad, no se come mal y para ser la zona que es, no tan caro como esperábamos.
Petrohué es una zona de Paz, de descanso, para perderse.
En un momento dado nos perdimos, nos salimos de la Ruta R5 y fuimos a dar a otro pueblo y a otra ruta donde dormimos, en la Ruta del Copihué.
Dormimos en un Hostal estupendo, cabañas de madera y nos trataron fenomenal. Al día siguiente seguimos ruta R5 y ya regresamos rumbo a Cabrero donde tenía que rendir cuentas por los Cucullos. Allí nos esperaba Jorge. Visitamos el Salto del Laja.
Comimos ciervo, parto, perdíz, y una cerveza artesanal muy buena.
Después de mas de 2.000 kilómetros regresamos a Concepción y cenamos en un restaurante estupendo que recomiendo, El Faro Belén.
Ya en Colombia, donde he pasado la Semana Santa y donde tan solo uno de los días no ha llovido, he visitado hasta ahora lo que he podido.
En Cali estuve pasando consulta en Pedimed, donde vi a varios pacientes y estuvimos realizando estudios biomecánicos.
En Pedimed han hecho una buena sala de biomecánica, donde disponen de una plataforma de presiones T-Plate comprada a Pediestética-Podocolombia y en donde estuve dándoles nociones de como utilizarla.
En Pedimed estuve con el amigo español, de Galicia, Marcial Varela y con Patricia.
Patricia me invitó a comer a Tardes Caleñas, que sabe que me gusta. Nos pusieron una carne muy tierna, la verdad, pero lo mejor, los chicharrones.
En Popayán me tienen preparados pacientes de todo tipo y para todo tipo de tratamientos.
Cirugías, estudios biomecánicos, plantillas, papilomas, fascitis plantar, pacientes con pie diabético, úlceras, etc, etc...
Cuando la lluvia nos ha dejado tiempo, por ejemplo un rato el Jueves Santo, fui a ver las procesiones, procesiones declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Son muy parecidas las procesiones a las españolas, con notables diferencias, al fin y al cabo, muchos de los pasos proceden de la escuela española, incluso hay un Cristo del Cachorro.
En principio el Patrimonio lo tienen asegurado, pues hacen una Semana Santa Chiquita, con pasos en miniatura a escala y a imagen y semejanza de los que cargan los adultos, que son sacados por los niños el día previo a comenzar las procesiones mayores.
En la Iglesia de San Francisco pude ver algo que no sabía que ni existía, y que muchos payaneses ( habitantes de Popayán) desconocen, un par de momias de un monje franciscano y de un supuesto obispo.
Estos dos cuerpos se descubrieron cuando se abrió el suelo de la cripta de la iglesia a raíz del último terremoto.
Ante la Catedral de Popayán me despido. Aquí a las 6 de la tarde ya es de noche, totalmente oscuro. Mañana me espera otro día de trabajo hasta el viernes, donde partiré rumbo a Bogotá en donde impartiré unos talleres de biomecánica u ortopodología y tendré una reunión de Junta Directiva de la Sociedad Científica Colombiana de Podología y Podiatría de la cual me nombraron presidente .