Hoy voy a hablar un poco de lo que era, por que ya no lo es, torear por ejemplo, en Aldedávila de la Ribera. No solo en Aldeadávila de la Ribera, en muchos sitios de la Ribera Salmantina, Zamorana y Sierra Salmantina. Torear en esos sitios era jugarse la vida en todos los sentidos y no solo delante del toro, pues las condiciones donde y como se toreaba era otro gran riesgo, así como enfrentarse a la gente de los pueblos en esos días de fiesta, donde el vino corre por las venas de los mozos y había mas alcohol en las venas que en las bodegas. Hoy me voy a centrar en una novillada que toreé en Aldeadávila de la Ribera cuando aún tenía pelo y las Escuelas de Tauromaquia no funcionaban como en la actualidad. En Salamanca por ejemplo, aún no se había creado la Escuela de Tauromaquia de la Diputación Provincial. Esta historia se puede extrapolar a pueblos cercanos como Villarino, Fermoselle, Lumbrales, etc., aunque cada uno de ellos tenía sus particularidades. El torear en Aldeadávila suponía un cierto prestigio para los novilleros pues no todos toreaban en las fiestas de este pueblo de la Ribera salmantina. En Aldeadávila contrataban normalmente a novilleros que tuviesen cierto prestigio, cierto nombre, cierto bagaje, no toreaba cualquiera, además, pagaban bien, no como ahora, que torea cualquiera, muchos sin cobrar, solo los gastos y alguno, con ganas de pagar por torear, y todo, dependiendo quien sea el mentor del torero aunque por lo general ahora torean los de las Escuelas Taurinas, o bien organizan festivales taurinos donde torean matadores de toros, incluso alguno de renombre para arañar unos cuantos euros y seguir cotizando a la seguridad social, mas que por afición, aunque no todos, ojo, no metamos a todos en el mismo saco.
Como digo, el torear en Aldeadávila, era un riesgo, no solo por el animal que salía por los chiqueros, el cual normalmente solía ser un novillo utrero o eral, pero siempre con gran trapío, con pitones y kilos, gordos como cebones. Cuando iban a comprar los novillos, normalmente compraban los mas grandes y casi nunca, de ganaderías de la Unión, casi siempre de la Asociación, lo que antes se llamaba de segunda, dentro de las cuales las había extraordinarias, pero la mayoría de ellas eran ganaderías que ni siquiera tentaban ni a hembras ni a machos, y puedo citar montones de ellas. Otro riesgo de torear en Aldeadávila de la Ribera es que la plaza es de talanqueras con palos verticales y hierros donde la gente presenciaba las novilladas. La mayoría de los mozos, mientras el torero estaba toreando, estaba sentado, agachado o de pies, alrededor de la plaza, moviéndose de un lado a otro, incordiando, llamando la atención del novillo y poniendo en peligro la integridad física del torero. Cuando estabas toreando bien, normalmente te respetaban, te jaleaban, pero algún borracho que otro, salía corriendo incluso queriendo recortar al todo cuando el novillero estaba toreando. Si el torero no tenía suerte o lo estaba haciendo mal, los insultos eran constantes, la falta de respeto imperaba por doquier, los mozos embriagados perdían la compostura, la mala compostura de permanecer impasible viendo la novillada agachados, sentados o de pies y se ponía a merodear por el "ruedo", a ponerse al lado del torero e insultarle e ir por detrás del novillo, intentar distraerlo y quitárselo al torero. Aunque parezca mentira, así de duro era torear en este pueblo y en otros de la Ribera.
Por otro lado, los medios sanitarios pasaban por no tener nada de nada, una simple ambulancia y un médico acojonado, rezando a Dios para que no sucediera nada, para que el torero no fuese corneado por el novillo, pues el hombre, tan solo era el médico de cabecera del pueblo, sin medios, y algunos, sin conocimientos quirúrgicos para solventar una posible cornada fuerte.
Yo tuve la suerte y para mi, el honor, de torear en Aldedávila de donde son las fotos que pongo en esta entrada. El que aparece toreando en estas fotos soy yo, Bernardino Basas, por entonces, El Salmantino, apodo que solo llevé durante los tres primeros años en los que estuve toreando, pasando los años siguientes a acartelarme solamente con mi nombre, Bernardino Basas.
El día de esta novillada toreé con un novillero recién llegado de Portugal pero que en las pocas novilladas que había toreado en la provincia de Salamanca había impactado. Me estoy refiriendo a Rui Bento Vasques, con el cual toreé en tres ocasiones y en las tres ocasiones me mojó la oreja aunque yo y no me duelen prendas decirlo, era mejor torero que él, pero él era mas bulliciosos, se ganaba a la gente desde el primer momento, ponía banderillas algo que yo no hacía, y toreaba mucho al público, cosa que yo tampoco hacía. Lo de decir que yo era mejor torero que él no es solo por que yo pensara que era mejor, sino por que muchos profesionales así lo decían, banderilleros, críticos taurinos de Salamanca, algunos que desgraciadamente ya no viven; otros por su puesto, decían que yo era muy malo y que Rui era mucho mejor torero que yo, pero esto es así. El caso es que Rui siempre me dio un repaso siempre que toreamos juntos, él llegó a ser apoderado por una casa lugarteniente de una casa fuerte, tomó la alternativa, toreó varias veces de matador de toros en Salamanca y yo, pues a ver los toros desde el tendido.
El día de esta novillada salió una novillada gorda, astifina y Rui cortó cuatro orejas y un rabo, yo solo corté dos orejas a uno novillo, siendo silenciado en el otro, un novillo que me trajo por la calle de la amargura y con el que tengo una pequeña anécdota. Este era un novillo complicado, perteneciente, como los demás, a la ganadería de Ricardo García Torres, de Agustinez, con unas pezuñas como patas de elefante, y mas algo que la Torre Eiffel. Yo por entonces tenía buenas facultades e intentaba meterlo en la muleta como podía pero se colaba a cada momento, me doblaba con el pero la cara la tenía en las nubes y cuando ya creía que lo tenía un poco dominado intenté pegarle muletazos, me alejé de el, le puse la muleta adelante, lo cité de lejos y..............se me vino encima, me arrolló, me encunó entre los dos pitones y me pegó tal golpe que me dejó sin respiración. Me metí entre las talanqueras donde me llevaron mis banderilleros y me quitaron la chaquetilla, allí estaba el por entonces "amigo mio", Julio Norte, el cual tenía mas gatos que Paco Camino. Por entonces yo no tenía mucha simpatía con Julio Norte, me sucedieron algunas cosas con él y compartíamos mozo de espadas, mi primo Chuchi "Canano". En ese momento Julio se acercó a preocuparse y preguntarme, pero cuando vio que no era nada, que solo era el golpe, tenía la sonrisa de oreja a oreja. El médico del pueblo estaba acojonado, el pobre hombre me decía, por favor chaval, mata al toro y vámonos pa casa, no dejes que te vuelva a coger. Salí de nuevo y lo maté a la tercera o cuarta vez de entrar a matarlo.
Ese día a mi me quedaron 100.000 pesetas, que por entonces era un buen dinero, lo que hoy son 600 euros, algo que hoy en día no ven la mayoría de los novilleros.
Hoy en día en Aldedavila de la Ribera y comarca ya no echan los novillos que echaban, ahora solo se lidian erales y mas bien agradables de pitones aunque siempre gordetes, pero nunca con el trapío de los de antes. Ahora torean normalmente los chavales de las escuelas y ¿cuánto cobran?,.......Preguntárselo a ellos.
Las fotos no son muy buenas ni de muy buena calidad pero las hizo mi hermano que me acompañó a esa novillada. En la primera foto ya podemos ver como es la plaza de toros y como estaba la gente alrededor del peculiar ruedo. En la última foto, recetándole una gran estocada al novillo que le corté las dos orejas. Esa tarde toreaba con un vestido azul noche y oro nuevecito que me compraron mis padres, los cuales no fueron a verme pues lo pasaban realmente mal.