La verdad es que Camagüey nos encanto, especialmente a mi, quizás por aquello que soy mas de pueblo. No es una ciudad turística, es una ciudad que vive de día el día a día. El ir y venir de sus gentes, el ir y venir de los trenes, de los bici-taxis, de la bicis, de los autobuses, de los camiones, de las motos, de las motos con sidecar, de los taxis que se ofrecen continuamente a los despistados como nosotros que nos quedamos embriagados de la actividad y del colorido de Camagüey.
Para llegar del aeropuerto a Camagüey, decidimos utilizar el transporte publico. Así que dejamos asesorarnos por un chaval que viajo con nosotros en el avión, por cierto muy buena gente, y asi tomamos el autobús que nos acercaba al centro. En el autobús también conocimos a uno de nuestra quinta que se ofreció a enseñarnos la ciudad nocturna aunque no tuvimos mucho éxito pues ya he dicho que Camagüey vive de día.
Una vez en el centro de la ciudad, tomamos un coche de caballos que seria el medio de transporte que nos acercaba hasta el hotel, donde nos recibieron como si nos conocieran de toda la vida. Después resulto que habíamos ido a un hotel equibocado.
Si este trayecto lo hubiéramos hecho en taxi, nos hubiesemos perdido una de las mejores cosas que tiene Cuba, el contacto directo con sus gentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario