domingo, 29 de marzo de 2020

Grutas de García, Monterrey, México. Primer día. Parte I

Antes de toda esta desgracia del coronavirus que estamos viviendo, marché a México, en concreto a Monterrey y a Ciudad de México a impartir unos talleres de plantillas y de ortesis de silicona.
En España aún no se habían tomado medidas y mucho menos en México. Nada hacía presagiar todo lo que estamos viviendo, tal es así, que regresé a España de milagro, el último día que hubo vuelos de México a Madrid, y gracias a una alerta de la Embajada Española.
Ya en Monterrey recibí una alerta del Consulado diciendo que en España se había decretado el estado de alarma sanitaria, cuarentena y el confinamiento, y los talleres que se iban a celebrar posteriormente en Ciudad de México, después de los de Monterrey, también se suspendieron.
Al llegar a México, como siempre me recibió mi amiga Judith Montiel en el aeropuerto, con la cual estuve hasta que tomé el avión para Monterrey; a la que perdí de vista y vino conmigo a México fue a la compañera Beatriz Soler, la Tormenta Murciana, que causó furor en México con su trompita. A Bea, Betty para los mexicanos, la vi ya dentro de la sala de embarque, pero cada uno fuimos a Monterrey en aviones y compañías distintas.
Llegamos a Monterrey y me fueron a buscar miembros de la Junta Directiva de la Sociedad de Podólogos.
Al día siguiente, Jorge Leija y Karyna nos llevaron a Beatriz y a mi a las Cueva de García, un día realmente bonito.
Las cuevas están bastante bien, son cuevas en lo alto de la montaña y tienen una entrada de luz natural en lo alto de la montaña en una zona.
El recorrido habilitado es de unos tres Kilómetros y medio y se hace muy ameno.
El interior de la gruta tiene varias secciones, varias salas, muy variopintas y distintas unas de otros.
Son grutas con grandes estalactitas y estalagmitas, algunas se llegan a unir y forman grandes columnas.
Muchas de estas formaciones reciben nombres debido a la apariencia de ciertos objetos, animales, etc. y por la imaginación del hombre.
A continuación os dejo una serie de fotos con algunas descripciones.
La cascada.

Con Karyna.
Con Jorge
Con Beatriz.

En el interior había alturas enormes y un balcón natural de 40 metros de altura.

Al lado de la Calavera. Imaginación.
La luz al final del tunel.

El León.








Las columnas gigantes.

Al fondo a la izquierda, arriba, se ve la sombra de la mano, y abajo en la roca, el dedo corazón haciendo una peineta.





La sala con luz natural en lo alto de la gruta, arriba de la montaña
A esta roca yo la denominé el Indio, ellos la llaman el arbol de Navidad.



Abajo de la foto está el gorila, lo mas iluminado.



Gruta de la Ermita.


El infierno
El corazón de la caverna.
A nuestro regreso paramos a comer en las Caballerizas.


Las mollejas estaban muy ricas.
Por la tarde estuve en Sierra Madre con la compañera Sarai tomando unas cervezas artesanales antes de ir a cenar.
Por la noche me toda la Junta directiva de la Sociedad de Podólogos me llevó a cenar a un restaurante estupendo, la cena fue muy rica y el sitio merece la pena.
El restaurante es una mezcalería y sala de exposiciones de pintura y escultura.

Esto es una tapita de escamoles, muy ricos.
Los tuétanos estaban bastante buenos.

Y al final de la cena, las golosas, pero alguien que no quería, metió la mano.
Al final, me dieron una pequeña degustación de mezcales, algunos, los que mas me gustaban, bastante caros.

Muchas gracias a Marcela, Jorge, Karyna y Carolina por todo el trato dispensado durante todos los días que estuve en Monterrey.
Esta historia seguirá...