domingo, 1 de junio de 2014

Toros y comida, nada de podología. Vincent Hetherington y las angulas.

Hoy no voy a hablar nada de podología, solo toros y comida.
Estas fotos me las ha mandado mi hermana, son del último novillo que he toreado, el cual fue estupendo, extraordinario, a punto de perdonarle la vida pero al final, el ganadero optó por sacrificarlo y lo maté de una buena estocada recibiendo.
Las fotos no son de muy buena calidad, creo que las hizo con el teléfono móvil pero para ser hechas sin cámara no están mal del todo.  Algunos de los muletazos son buenos, por ejemplo este.
Este otro muletazo tampoco está mal del todo pero le falta temple.

Este otro es rematando el muletazo atrás.

Buen pase de pecho.

Un molinete.

Derechazo despegadito y largando.

Bajándole la mano, espatarrado, mandando y el novillo haciendo el avión.

Un pase por alto.
Dentro de poco voy a volver a torear de nuevo, no sé si será antes o después de mi viaje a Perú, pero creo que ya será después.
Además de torear, me gusta comer bien. Creo que uno de los placeres de la vida es poder comer bien, algo que debería de hacer todo el mundo, pero lamentablemente tanto la comida como la riqueza, están mal repartidas en esta vida.
El miércoles día 28 de Mayo nos pegamos un homenaje, comimos una mariscadita gallega estupenda, marisco recién traído de Galicia. Fijaros en estas almejas, son extraordinarias. Solo 4 almejas llenan la palma de mi mano.
Mirar como saca la lengua o los sifones esta almeja, un pedazo de almeja.

La almejas las hice con un poquito de ajito, perejil, cebolla, un poquito de aceite de oliva y un chorrito de vino blanco. Me quedaron estupendas pero es que la materia prima era estupenda.

Grandes cigalas gallegas. Las tres cigalas pesaron 850 gramos, buenos ejemplares que hice al horno, lo mismo que los carabineros.

Buenos ejemplares de carabineros que como he dicho, los hice al horno y estaban buenísimos.

Tres buenos ejemplares gallegos de nécoras recién traídas de Galicia, y digo recién traídas de Galicia por que así fue, las trajeron mis padres que terminaban de llegar de allí. También trajeron unas exquisitas anguilas de tamaño pequeño que estaban buenísimas.

He aquí las anguilas, casi recién pescadas.

Las anguilas las hice fritas con harina y estaban buenísimas.

Una vez le invité a Vincent Hetheringon a angulas, no a anguilas, y cuando le expliqué lo que eran, no las quiso ni probar. Vincent ha venido a Salamanca y a España en numerosas ocasiones, ha comido en casa de mis padres, en mi casa y en restaurantes pero hay a veces que no es capaz de probar ciertas comidas. En una ocasión en Madrid, comiendo con el y Juan Carlos Goez, pedimos unas angulas y estuvo a punto de probarlas pero ya digo, cuando le explicamos lo que eran se arrepintió y las comimos Juan Carlos y yo, eso que ganamos.