El diario de mi Clínica prácticamente dia a día. Comentarios y problemas con los que me encuentro, patologías que se me presentan y otros temas podológicos o que no vienen a cuento. Por que me da la gana.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Colombianos, invitarme de nuevo. Gracias compañeros colombianos. Javier Galvis y Jakelin Delgado, nunca os olvidaré.Miembro de Honor del Colegio de Mé

Durante mi estancia en Cali me invitaron a Pievital, donde estuve hablando de la Podología y sus perspectivas de futuro. Con sus miembros establecí un contacto para futuras ocasiones.





En la foto estoy con las compañeras, de izquierda a derecha, Laura Rayo y Lina Carolina Solano y con el Dr. Germán Orrego, cirujano ortopédico y traumatólogo, amigo del Dr. Castro, el cual me habló del Dr. Juan Carlos Goez.


En esta otra foto estoy con la Doctora Isabel Rentería, un encanto de mujer y artífice de dos ponencias de las que impartí en Cali. Le doy las gracias por los regalos que me hizo.










En estas fotos, unas panorámicas de la sala donde impartí las ponencias, la cual, como se puede ver, estaba llena de médicos.






Mis ponencias, demás de darlas presencialmente en Cali, fueron transmitidas por video conferencia a cuatro ciudades mas.


























En Cali impartí las ponencias en Comfandi.















Junto a grupo de asistentes y organizadores entre los que se encuentran la Dra. Isabel Rentería y la Secretaria General, Jakelin Delgado.












En esta foto estoy haciendo juego con la puerta de madera y desentono con la simpatía y belleza de Alexandra, hija del Dr. Javier Galvis.


















Entre Javier Galvis y su hija Alexandra, los cuales estuvieron pendientes de mi en todo momento, durante toda mi estancia en Colombia.







La gente de Colombia se ha portado conmigo extraordinariamente, me han tratado como si fuese una eminencia, algo de lo que estoy muy lejos de ser. He tratado con toda clase de médicos, podólogos y auxiliares, y todos, absolutamente todos, me han dispensado un trato familiar. Eran personas que conocía por primera vez, gente que nunca había visto y que te hacen sentir como en casa, como si los conocieses de siempre, brindándote su amistad y su casa. Me han invitado a volver, y si Dios quiere, me gustaría regresar pues me ha pasado como con Cuba, me he enamorado de sus gentes y de su tierra. Me han nombrado Miembro de Honor del Colegio de Médicos del Cauca y yo, no soy médico, tan solo un simple podólogo al que le encanta su trabajo y trabajar por difundir la podología y enseñar lo poco que sabe a los sitios donde le invitan. En Popayán, invitado por el Colegio de Médicos del Cauca hablé, por que ellos me lo pidieron de lo que era la podología y como funcionaba en mi país, y posteriormente di una conferencia sobre el pie diabético. En Colombia no conocen mucho la Podología pero están muy interesados en ella, y los pocos podólogos que hay tienen gran afán de aprender y reciclarse. He conocido a algunos podólogos colombianos que nada tienen que envidiar a muchos podólogos españoles, trabajan con dignidad e interés, con respeto a su profesión y persona, intentando resolver los problemas de los pacientes con los medios que tienen a su disposición y no dedicándose solo a la quiropodia. Yo he estado operando con ellos y el interés que he visto en los que han presenciado las intervenciones, no lo he visto en muchos colegas españoles. He realizado un taller de siliconas, de suturas y papilomas con Bleomicina, y el entusiamo de los podólogos es altamente gratificante para el que está enseñando. En el taller había podólogos ecuatorianos y la verdad, me he quedado entusiasmado con su afán de superación y con los tratamientos que ellos realizan, tratamientos que a nosotros nos pueden resultar chocantes pero que funcionan. Una podóloga de Popayán me ha enseñado a mi mas cosas sobre uñas que lo que podemos imaginar, siendo una gran onicóloga, muy resolutiva en sus tratamientos.
Quiero dar las gracias entre todos ellos al Dr. Javier Galvis y a su hija Alexandra, los cuales fueron los promotores del evento junto a la compañera y Secretaria General Jakelin Delgado; a los compañeros Darwin y Diana, ambos desde ahora para mi, amigos y no compañeros, lo mismo que los anteriormente citados; a la Doctora Isabel Rentería la cual se mostró muy atenta conmigo desde antes de ir a Colombia y la cual tuvo la gentileza de darme unos regalos para mi mujer y mis hijos. No quiero olvidar a Mónica y a Cristian, a Sandra Patricia, a Adriana, a Luce, a Felipe, a los doctores Vicente Herazo, Mari Tere y al Presidente del Colegio de Médicos de Popayán, y por su puesto, a Tatiana y a Mateo, los cuales pasearon conmigo por las noche de Popayán pues uno no debe de ir solo por el riesgo que se corre.
En algunos momentos sí me he sentido inseguro y yo que soy una persona arriesgada me he dejado guiar en esta ocasión por los compañeros colombianos, los cuales no me ha dejado ni a Sol ni a Sombra. Uno de los días íbamos a ir a la zona donde está el volcán Puracé, pero un intento de secuestro a unos turistas, de lo cual nos alertó Pipe, hizo que desistieran de llevarme a esa zona, zona caliente y guerrillera, pero no sé que hubiese sido peor pues en vez de ir a ese lugar fuimos a una hacienda donde comí Sancocho de gallina y bebí cerveza Poker, lo que hizo que saliera del lugar medio muerto del dolor de estómago. No solo me ocurrió a mi pues a Mónica y a Jakelin le ocurrió lo mismo aunque no con tanta intensidad como a mi. No sé si a causa de la comida o qué, pero estuve dos días mal y con fiebre muy alta, a pesar de lo cual seguí con las ponencias y los talleres. Quiero dar las gracias a la compañera Jakelin Delgado y a su familia que se portaron de maravilla conmigo, me llevaron a su casa e hicieron todo lo posible para que me recuperase. Me dieron de comer caldito, agua de orégano con sal y azúcar, algo que sabe a perros pero que es cierto que calma el dolor, me dieron jugo de Lulo (el jugo de Lulo no se me olvidará jamás), fruta que me dio la madre de la compañera y me encantó; me traían y llevaban, me daban aromáticas y me dieron su amistad infinita. En todos los países donde voy siempre me encuentro con familias que me acogen y en Colombia no ha sido distinto. No sé si alguna vez volveré, no sé si alguna vez los volveré a ver, no sé si alguna vez se lo podré agradecer, pero siempre, siempre, los llevaré en mi corazón, y Desde el Fondo de Mi Alma les doy las gracias, gracias que me gustaría darles regresando en alguna ocasión y llevándole un poquito de ese "jamoncillo" que como he podido comprobar, hay a alguien que si le gusta.