El diario de mi Clínica prácticamente dia a día. Comentarios y problemas con los que me encuentro, patologías que se me presentan y otros temas podológicos o que no vienen a cuento. Por que me da la gana.

jueves, 25 de noviembre de 2010

LOS PATAS BLANCAS. MANOLO COBALEDA. PILAR MAJERONI Y JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ GARCIA-TORRES. RÉQUIEM POR UNA JOYA GANADERA.

Hoy tengo un día realmente melancólico y algo malo, y anoche cuando leí la noticia en el Blog de Menacho, el cual me advirtió que no me gustaría la próxima entrada de su blog, como así ha sido, las lágrimas brotaron de mis ojos con una amargura como si la ganadería fuese mía. Siento un "acongojo" en mi interior que me causa tal tristeza que hasta me dan ganas de olvidarme de los toros por unos años, algo que es imposible que haga, pero lo pienso.
Aunque mi blog de musical tiene poco, me gustaría entonar un Réquiem por una joya ganadera a la cual han asesinado las circunstancias. La legislación actual, absurda y dañina para el ganado bravo, ha terminado por hacer lo que se barruntaba desde hace tiempo. Las normativas europeas para el ganado vacuno, las cuales afectan al ganado bravo, están haciendo un daño impresionante a la cabaña brava. Todas las normativas sanitarias, burocráticas de todo tipo, saneamientos excesivos para el ganado bravo, los pocos cojones de las figuras del toreo para matar este tipo de ganaderías, ni siquiera para hacer una gesta, la situación actual económica, el como está montado todo este tinglado, ha llevado a que los propietarios de esta joya ganadera de LOS PATAS BLANCAS, LO DE MANOLO COBALEDA, lo de Pilar Majeroni y José Manuel Sánchez García-Torres, propietarios actuales y herederos de una gran joya, hayan tenido que matar absolutamente todo el ganado. Los ganaderos han luchado de todas formas contra las autoridades sanitarias locales, nacionales e internacionales, como dice Menacho. Estos hijos de flauta no sé que conciencia ecológica tienen. Me parece muy bien y estoy a favor de la introducción del bisonte de nuevo en tierras castellano-leonesas, en tierras cántabras y donde este hubiese vivido en la era en que ni los tartarabuelos de nuestros tartarabuelos los conociesen, me parece bien que se intente recuperar al oso en los Picos de Europa, tanto en León como en Asturias, así como en los Pirineos; que se proteja al lobo, al lince, y a todo animal viviente, pero ¿qué pasa con el toro bravo?, ¿qué pasa con ciertos encastes?, ¿no son de interés zoológico ni ecológico-ambiental, cuando gracias al toro bravo existen la mayoría de las dehesas?. Creo que la administración tiene un mal planteamiento de lo que es preservar el medio ambiente, de los que es preservar la dehesa típica salmantina de la cual el ganado bravo es su mayor defensor. Si no fuese por el toro bravo, miles de hectáreas de dehesas se irían a tomar por el fundillo, desparecería este gran ecosistema con sus encinas y con toda la fauna que en las dehesas habitan y posiblemente estas fincas ganaderas se convertirían en zonas agrícolas sin mas.




El dolor que siento estoy seguro que no lo sienten ni la mayoría de los toreros, de los que se visten de luces y presumen de la profesión mas bonita del mundo. Yo ya no me visto de luces, tan solo de vez en cuando miro mis vestidos y siento gran nostalgia por esta profesión a la que amo tanto, tanto, que antes que nada, en mi interior, me siento ante todo, torero. Como torero no llegué a nada, solo a experimentar unas sensaciones que ya jamás en la vida he podido desprenderme de ellas y anidan en mi interior, haciendo que ame al toro por encima de todo, a excepción de lo humano. Estas sensaciones hacen que cada cáncer que le entra a la fiesta y mas concretamente al toro bravo, lo sienta como algo propio y me duele literalmente el alma.










Veo un futuro de la Fiesta Nacional, si, Nacional aunque a algunos les pese, un tanto insípido, insulso, sin variedad ni de toros ni de toreros. En un futuro muy próximo tan solo, si nadie lo remedia, solo tendremos dos encastes en las plazas de toros, y toreros cortados todos por el mismo patrón, por que Morantes y José Tomases, no salen todas las décadas ni siquiera cada 20 años. Estamos pasando por un mal momento y si no se toman medidas serias y comprometidas, esto, irremediablemente, se nos termina de la forma que lo conocemos, quedando un espectáculo "light" para ciertas plazas testimoniales sin tener nada que ver con la autenticidad de la Fiesta de los Toros.







Si la administración no toma medidas para proteger los encastes, la mayoría de ganaderos con encastes como Vega Villar, Santa Coloma, Urcola, Saltillo, etc. desaparecerán irremediablemente y posiblemente solo los podamos ver en algún zoológico si algún avispado se atreve a tenerlos para escarnio de la raza brava, una raza que crece libre en la dehesa, en un ecosistema único, y que los políticos y la administración, se están cargando.








No toda la culpa la tienen los políticos ni la administración, mucha culpa la tiene el mundo del toro, toreros, ganaderos, apoderados, empresarios y aficionados. Siempre reaccionamos tarde y mal, cuando el lobo ya se ha comido la carnaza.




















Estoy convencido que Pilar Majeroni y José Manuel Sánchez García Torres, así como sus hijas, tendrán un disgusto tremendo. Esta familia son todos unos grandes aficionados y grandes ganaderos y no me puedo imaginar lo que les ha costado el tener que matar toda la ganadería, vacas, becerras, añojas y sementales. Tan solo, como he leído en el blog de Menacho, han dejado los machos a lidiar, desde los añojos a los toros de saca, los cuales, una vez lidiados, habrán terminado con los reyes de Castillejo y de Santa María. Algo queda aún en Salamanca de este encaste pero no es lo mismo; pasar por castillejo y por Moraleja y no ver esas vacas y esos toros es para hacerse un nudo en la garganta.











Conocí a D. Manuel Sánchez Cobaleda, Manolo Cobaleda lo llamábamos, ya muy mayor, pero con una afición desmedida. Fui varias veces a sus tentaderos y la primera vez que fui, allá por 1979, me quedé impresionado y pasé un miedo terrible al ver que tentaba unas vacas descomunales y astifinas. Seguí acudiendo a sus tentaderos siempre con gran temor pero la verdad es que después las vacas de dejaban torear, eran nobles y sin grandes complicaciones pero había que hacerle las cosas muy bien. Siempre fui de tapia a los tentaderos hasta que en el año 1985 murió D. Manuel y tomaron las riendas Pilar Majeroni y José Manuel, los actuales propietarios. Desde entonces los tentaderos tomaron otro cariz y comenzaron a tentar ganado mas terciadito pero siempre serio, astifino. En su plaza de tientas asistí a varios tentaderos de machos, los cuales eran verdaderas pruebas para el torero. En una ocasión se torearon dos novillos aprobados, novillos que toreó Ricardo Sánchez Marcos, el cual me dejó pegarle unos muletazos y para mi fue como si hubiese toreado una corridas de toros en una plaza de primera.













Seguí acudiendo a sus tentaderos de tapia, hasta que un día de los que acudí, cambió mi suerte de novillero de tapia en esa casa. Tentaba José Miguel Arroyo, Joselito, fui con mi coche, un seat 127 al tentadero y en lleve al mismo a otro novillero de tapia, concretamente a Nacho (Vicente Moro). Había encerradas cuatro señoras vacas y en la segunda de ellas, la cual le tocó torear después de Joselito a Nacho, le pegó una cornada un poco fea. Yo siempre llevo un botiquín en el coche y le hice una cura y un torniquete, lo montamos en el coche y me lo traje al Hospital Clínico donde le operaron. Ese mismo día por la noche, el Sr. ganadero, José Manuel Sánchez García Torres, marido de Pilar Majeroni, en un gesto que le honra, llamó a mi casa para interesarse y preguntarme por Nacho. Le dije que estaba ingresado en el hospital después de haberle operado y que la cornada había sido limpia pero profunda. El ganadero me dijo que en cuanto estuviese recuperado que nos metía unas becerras como así hizo, cumpliendo su palabra, y siendo de los pocos ganaderos que la cumplió de todos los que me prometieron tantas veces meterme vacas para torear y luego no lo hicieron. Siguiendo con la anécdota del tentadero, cuando traía a Nacho para Salamanca en el coche, tuvimos que parar para aflojar el torniquete y no se le ocurre otra cosa que llamar por teléfono en la gasolinera de Aldehuela de la Bóveda. Me puso el coche lleno de sangre, pero el de la gasolinera nos miraba como si fuésemos delincuentes pues Nacho llevaba toda la pierna ensangrentada. Le volví a colocar el torniquete y proseguimos el viaje hasta el hospital.
En otra ocasión fui de nuevo invitado a tentar en su finca y siendo tratado exquisítamente. La última vez que acudí también ocurrió un hecho para relatar, anécdota que cuento a continuación.


























































La Peña Taurina Salmantina fuimos invitados a tentar unas becerras a Castillejo. En esta ocasión fuimos bastantes peñistas, entre ellos Ricardo García Juan, médico hoy Gerente de Salud de Salamanca y Jefe del Servicio Territorial de Sanidad y Bienestar Social y el aficionado y ex presidente de la Peña, Luis Regalado. En una de las becerras, después de haberla toreado, quiso salir Luis a darle unos muletazos. Luis estaba un poco escaso de facultades a consecuencia de una voltereta de otra becerra que le había partido la tibia y le había dejado cojo, pero se empeñó en salir y la becerrina le pegó una fuerte cornada. Como siempre, fue a por el maletín de mi coche y con unas pinzas exploré la cornada la cual era muy profunda. Con unas pinzas mosquito clampé un vaso un poco grande que sangraba en abundancia, llegando la sangre desde el muslo a las zapatillas de deporte que llevaba. Le puse anestesia local y le introduje unas gasas, apretando el muslos con un vendaje compresivo hasta que llegase al hospital a Salamanca donde fue operado. Antes de mandarlo para Salamanca le puse un gramo de Amoxicilina que llevaba en el coche.











En los tentaderos en los que iba de tapia a esta casa, sobre todo en tiempos de Manolo Cobaleda, muchas de las veces nos dejaban torear las vacas a campo, una vez que el ganadero les daba puerta, lo cual era una sensación inolvidable y una experiencia preciosa, torear esas vacas en el campo y con el pasto en algunas ocasiones casi hasta las rodillas, era como experimentar un gran placer de los sentidos y sentimientos.














Ya no volveré a ver los Patas Blancas en Castillejo, ni cuando pase por Santa María en Moraleja, ni en Portaje, ya no volveré a disfrutar viendo esos animales desde los caminos, en cambio, mi alma se estremecerá cuando pase por el reino de los destronados Patas Blancas.






Estas fotos las he tomado de varios blogs, las cuales estaban disponibles, y las primeras de ellas, las he sacado del fabuloso y magnífico blog de Menacho, al cual le he pedido permiso para ello y el cual, por medio de su página, hizo que se me saltaran las lágrimas y se me estremeciera el corazón.













2 comentarios:

A. Melgar dijo...

Bernardino, la entrada me ha gustado mucho, es una pena lo que está pasando con esos encastes que no quieren las figuras.¿Cuál será el siguiente encaste o la siguiente ganadería en desparecer?
A. Melgar

Anónimo dijo...

Hola Berna, me he llevado una gran pesadumbre al leer tu entrada en esta noche, por otro lado aciaga y triste en estos campos andaluces en mi entorno rural y pueblerino, en esta lluviosa y fría noche la noticia ha sido como la noche heladora y negra que me coagula la sangre del alma por culpa de estos desalmados politicastros que llevados por intereses ecologeros y progres han dado lugar a perder esta maravillosa estirpe (mas que encaste) taurina, la de los patas blancas.
En abril de este año fui a Moraleja, estuve paseando por entre estos morlacos en un todo terreno usado para enseñar este tesoro bovino bravo a quienes disfrutamos solo con su presencia, en esa ocasión me enamoré de un toro, era un berrendo en negro, un patas blancas utrero y 550 kilos, con mis compadres de la directiva de la Hermandad de San marcos de Beas de Segura decidimos comprarlo, en las fiestas de mi pueblo de este año merecía ser el rey, y así lo fue, lo corrimos y recortamos en la plaza de san Marcos, en mi fiesta, tal fue la impresión que causó en mis paisanos que pensamos en embalsamarlo, lo enviamos a Valencia y allí se está tratando para ser devuelto a la sede de nuestra hermandad donde presidirá el museo por los siglos de los siglos, Carcelero era su nombre…
Dionisio Martos