El diario de mi Clínica prácticamente dia a día. Comentarios y problemas con los que me encuentro, patologías que se me presentan y otros temas podológicos o que no vienen a cuento. Por que me da la gana.

domingo, 23 de agosto de 2009

Gredos (pico Almanzor, Machos Monteses y cerdos de Gredos), mi última locura. Me voy a Italia.


Este fin de semana mi hijo y yo nos hemos ido a Gredos con la intención de subir al Pico del Moro Almanzor. Nos levantamos a las 8 de la mañana y nos dirigimos a la Plataforma de Gredos. Desde allí, comenzamos la subida, y como siempre, yo iba cargado hasta los topes.
La primera parada la hicimos en el Prado Pozas, en el cual había una gran concentración de truchas. Nos encontramos a los guardias del Seprona con los que hablamos un rato y nos dijeron que por todas las aguas de la zona hay mucha trucha y ahora están muy concentradas por que el nivel de las aguas es bajo.
Después de la parada de Prado Pozas seguimos ascendiendo y nos encotramos con varios Machos Monteses impresionantes. Seguro que todos los que alguna vez han ido a Gredos han visto muchas cabras hispánicas, pero el ver los machos ya es mucho mas difícil. Lo que si hay cada vez mas, es el gran cerdo de Gredos. El que no conozca a este animal, no tiene nada mas que darse una vuelta por cualquier parte accesible a los hombres, los cuales en ciertos momentos se convierten en verdaderos cerdos. Me da vergüenza el pertenecer en ciertos momentos a la raza humana. Se supone que el que va a la montaña es por que le gusta disfrutar de la naturaleza, de una naturaleza impoluta y lo mas salvaje posible. Pues algunos, se dedican a tirar latas de conserva, de cerveza, bolsas, compresas y hasta condones.
El cerdo de Gredos esconde la basura entre las piedras, tira las latas a los ríos, y después de copular, deja los preservativos encima de las rocas.


En Gredos existen varias especies endémicas como la Cabra y el Macho Montés, la Salamandra de Gredos, el Sapo de Gredos y una planta que da unas flores moradas y que está en peligro de extinción, pero la introducción de especies alóctonas como el cerdo de Gredos, lo único que hace es perjudicar.







Siguiendo la ascensión, llegamos a los Barrerones,
zona peligrosa tanto en invierno como en verano. Por aquí se han despeñado y matado varios montañeros.

Este es el precipicio de los Barrerones. Nos encontramos a un montañero que nos dijo que un amigo suyo se mató en este lugar.










El caer por este abismo es muerte segura.


Después de llegar a los Barrerones nos encontramos con la fuente del mismo nombre ya en la bajada hacia el Circo Glaciar de la Laguna Grande, la cual se ve a lo lejos.

















Por fin llegamos a La Laguna Grande, después de tres horas de caminata, en la cual descansamos una media hora antes de partir para El Almanzor.














Al lado de la Laguna nos hicimos amigos de unos caballos que pastaban en la zona y que nos siguieron por parte del camino hasta que comenzamos a ascender de nuevo hacia el Rey de las montañas de Gredos.



































Cuando comenzábamos la ascensión, se dio en el refugio la alarma de que un montañero se había despeñado intentando la ascensión, unos dicen que le dio un infarto, otros que se dio un gran corte en el pie. Se avisó al grupo de rescate de la Guardia Civil de montaña y llegaron rápido al lugar en un helicóptero del cual salieron varios efectivos entre sanitarios y rescatadores.







Subieron con una camilla plegable para rescatar al montañero, lo bajaron y










lo evacuaron. No sé mas del tema.














Seguimos ascendiendo al Almanzor, al cual se tarda en subir desde la Laguna Grande unas tres horas mas o menos.










En la foto podemos ver, al fondo, nuestra meta a alcanzar. El sol pegaba fuerte y sudábamos como pollos, pero como hay agua por todas partes, nos hidratábamos constantemente.





Esta magnífica vista de los hermanitos se ve desde la subida al Almanzor, toda una maravilla.












Así se ve la Laguna Grande desde el desfiladero de la subida al Pico Almanzor,




y así se ve el Pico de La Galana.
















Ya nos queda menos, estamos en las faldas de esta magnífica mole, ahora comienza lo mas duro.














Bueno, ya estamos mas cerquita, estamos a menos de medio camino desde que comenzamos la ascensión.














Al lado ya del Almanzor tuvimos que dejar de ascender por dos motivos, el cansancio nos pudo y a mi hijo le daban tirones en los gemelos. Fue una pena, pero la verdad, no estábamos preparados para la gran paliza que nos pegamos este día. Desde que comenzamos a ascender desde la Plataforma de Gredos hasta esta foto, casi ya llegando a nuestro objetivo, habían transcurrido cinco horas y media. Nos tuvimos que dar la vuelta y regresar a la Laguna Grande, en donde dormimos en el refugio, en total, un día en el caminamos unas ocho horas y media. Llegamos al refugio reventados pero contentos. Cenamos y estuvimos hasta las doce de la noche contemplando un cielo maravilloso, totalmente despejado en el que se veía la vía láctea con una claridad pasmosa. Pudimos contemplar varias estrellas fugaces y meteoritos o lo que sea, estrellas que dejaban una gran estela durante tiempo y otras tan fugaces que apenas de veían en un abrir y cerrar de ojos.
Al día siguiente nos levantamos a las siete de la mañana y desayunamos para sobre las ocho y media comenzar una nueva aventura. Bajamos hasta la mitad del Gargantón, subimos a los Barrerones y de allí nos atrevimos a ir al Morezón, itinerario que nos llevó cuatro horitas que se nos hicieron eternas. Parábamos cada dos por tres pues las fuerzas nos fallaban y las piernas estaban resentidas del día anterior. Desde el morezón fuimos a Prado Pozas donde descansamos largo rato y tomamos un bocata para proseguir hasta la Plataforma, punto de partida del día anterior.





Al llegar a la plataforma estábamos destrozados, rotos, sin fuerza de ningún tipo.









Yo tenía en el coche una nevera con coca colas que estaban todavía fresquitas después del tiempo transcurrido.
Ahora voy a preparar el equipaje para irme a Italia con mi mujer, espero que la extenuación que tengo no me juegue una mala pasada cuando mañana aterricemos en Roma.
Hasta el día 31.